¿Te atreves a soñar?

domingo, 1 de mayo de 2011

¿A quién te recuerdo?

El otro día fui a recoger a mi hermano a la estación, que volvía de unas breves vacaciones en la costa. Él no sabía nada; yo quería que fuese una sorpresa. De modo que me presenté en la estación media hora antes, me senté en un banco y esperé. A las seis y veinte el ruido ensordecedor nos avisó de la llegada inminente del tren. Me puse de pie y, atenta, traté de localizarlo en alguna de las ventanillas, pero la velocidad, aunque fuese menguando, me lo impidió. Sin embargo, percibí que en uno de los vagones un chico se pegaba contra el cristal y se giraba, mientras el tren lo alejaba cinco metros de mí. Parecía sorprendido que encontrarme allí, por lo que no dudé en sonreirle. ¡Mi sorpresa había tenido su efecto! En cuanto se detuvo, aproveché para peinar con la mirada las primeras multitudes de pasajeros que se congregaban fuera del tren. No obstante, sabía que él me había reconocido y no me preocupé demasiado. Eché a correr hacia la cabecera, sorteando a los recién llegados y tratando de localizarle. Vi una figura masculina que corría hacia mí y en seguida aceleré el paso. Aún me era difícil verle pero, entre cuerpo y cuerpo, me parecía vislumbrar el suyo. Sonreí de nuevo, sin aguantarme las ganas que tenía de verlo, y avancé algunos pasos más antes de detenerme. Fue él el que me alcanzó, mientras que yo simulaba saludar a alguien más allá. Continué hacia el frente, ahora con una sonrisa falsa. No era mi hermano.

Desde entonces, no dejo de preguntarme con quién me confundió aquel desconocido. ¿Con su hermana? ¿Con su novia? ¿Con un amor no correspondido? ¿Qué historia me estaba perdiendo? Aún ahora sigo pensándolo, de vez en cuando, imaginándome miles de posibles vertientes de una realidad a la que nunca accederé. Él se fue solo, con la cabeza gacha después de darse cuenta de su error, y yo me quedé mirándole mientras se iba. Por unos minutos sé que fue feliz. Sonrió tras el cristal, con una mezcla de incredulidad y esperanza, y luego se ensombreció su rostro.

4 comentarios:

  1. Muy bonito,de algo tan sencillo haces un relato precioso que interesa.

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  2. Qué intrigante ¿no? te confundiste y se confundió... qué raro... ahí hay algo.
    Un abrazo; no pares.

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  3. El otro día, caminando por la calle, un tipo, contento y verdaderamente sorprendido, me paró diciéndome: "¡Carmen! ¡Cuánto tiempo!". Dentro de mi parálisis conseguí sacarle de su error pero, como bien dices al final del texto "¿Con quién me confundió? ¿Qué historia me estaba perdiendo?".
    Me sigue encantando cómo escribes, Blanca :)

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  4. ´Qué bonito, Blanca!!!
    Me he quedado con la intriga yo tb de sáber con quién se confundió, por cierto, el hermano se llevó tb una sorpresa ¿no?
    Me ha gustado mucho, un besito.

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