¿Te atreves a soñar?

sábado, 10 de diciembre de 2016

La ciudadela de los espíritus


Era un portalón abierto a las dos de la mañana. Una puerta de madera que debía estar cerrada desde las once. A su alrededor, fuera de la muralla, todo era silencio. Silencio y una niebla densa y fría.

Los pasos me parecían truenos en aquellas piedras y los árboles, presencias de este u otro mundo. Me dolían los músculos del cuello y los ojos, que aspiraban  a abarcarlo todo en trescientos sesenta grados y con cualquier profundidad.

A quién se le habría ocurrido dejar las puertas abiertas y a quién se le ocurriría entrar. La fortaleza renacentista en un cuento de brujas. No hubo tanto silencio en toda la noche de la ciudad vacía.

Paso a paso, a través del túnel y de las nubes, hacia la Puerta del Socorro. Con los espíritus asomándose, sorprendidos por esa caminante que les arrancaba del sueño y se esforzaba en entrecerrar los ojos para no verlos.


domingo, 4 de diciembre de 2016

En el camino

Hoy te vi caminar delante de mí. Recorriste el pasillo, luego subiste las escaleras y enfilaste nuevamente un corredor (todo esto sin darte la vuelta). Yo te seguía muy de cerca, sorprendida de encontrarte en un centro comercial de Madrid cuando estabas en Londres.

Me aventuré a tu destino aunque llegase tarde a mi cita. No podía quitarme de la cabeza que habías vuelto. Dejaste de caminar delante de mí y pasé yo a caminar detrás tuya. Espérame, que ya llego. Parecía que tenías prisa.

Entonces te volviste, como si alguien hubiese gritado tu nombre (juro que no fui). Sonreíste y levantaste un brazo. Esperaste a alguien que ya llegaba y yo continué hacia delante, ahora caminando delante de ti.