¿Te atreves a soñar?

lunes, 17 de diciembre de 2012

Hay Navidad


En la Navidad se reúnen todos los buenos deseos. Paz, esperanza, amor... Y tratamos de ser un poco más felices. Hacemos compras, nos permitimos caprichos, nos volvemos más amables, más permisivos, más tolerantes. Incluso nuestro reflejo de las mañanas parece más simpático.
¡Feliz Navidad!
Y nos abrazamos. Tenemos buenos deseos para todo el mundo; también para aquella persona que nos cruzamos cada día y con la que nunca intercambiamos una palabra. Pero es Navidad. Es Navidad y el mundo es más agradable.
Las calles heladas parecen cálidas con los brillos de los escaparates. Hay árboles recargados con espumillón dorado, plateado, bolas rojas, azules, amarillas... Las ciudades parecen disfrazarse de diosas, tan bellas, tan ricas, tan abundantes. Y en los comercios cantan villancicos. Voces de ángeles con alas de cartón.
Ya no miramos con compasión a los vagabundos y a los mendigos, sino que lo hacemos como hermanos.
Somos buenos.
Somos generosos.
Somos felices.
Compramos turrón, bombones, bizcochos, pasteles... No importa el peso. Da igual si engordamos, porque es Navidad.
Elegimos los regalos más voluminosos y todo nos parece poco. Queremos hacer felices a nuestras familias y amigos, así que seguimos comprando, aunque a cambio tengamos que renunciar a otras cosas. ¿Compramos la felicidad?
La felicidad está en el amor y el amor está en lo que permanece.
Hay Navidad cuando abrimos los brazos con sinceridad, cuando ofrecemos nuestro tiempo a quienes lo necesitan, cuando creemos que somos valientes y que podemos hacer el bien, cuando nos estremecemos con una risa, una mirada o un canto. Hay Navidad cuando decidimos remendar nuestros errores y comenzar desde el principio.
Podemos ser buenos.
Podemos ser generosos.
Somos capaces de ser felices.
Los regalos son muestras de nuestro amor, pero la materia no es el eje. No hay más amor por cantidad de regalos. No se trata de gastar, sino de estar juntos.
Hay que confiar, alentar al que quiere rendirse, ayudar, perdonar y observar la vida con los ojos del respeto y la comprensión.
La Navidad no debe escaparse con los árboles, las estrellas y los villancicos.
Navidad es querer amarse.
Es darse otra oportunidad.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Sin espacio ni tiempo


Hay veces que ocurre... Las semanas dejan de tener días, y los días olvidan las horas. Y no hay minutos, ni fechas, ni tiempo. Los contornos de la realidad se difuminan, como si solo fuesen terrones de azúcar en el café. Y te asustas, porque pierdes la referencia de lo establecido y sabes que te ha engullido algún nubarrón de tormenta.