¿Te atreves a soñar?

martes, 13 de septiembre de 2016

La culpa


Te vas.
Laura notó que el corazón le palpitaba diferente. Reunió la fuerza necesaria para mirarle a los ojos. Aquellas pupilas oscuras y enormes eran tan locuaces que se sintió desnuda. Un puño le impidió bajar la barbilla.
Por favor, por favor.
Nunca supliques —replicó él.
Abrió la mano y la detuvo en su cuello. Aquel movimiento la estremeció. Laura la apartó de su piel para besarla con insistencia, ya perdida en lágrimas, hasta que él y su mirada temblorosa se dieron la vuelta.
No llores.
Pero la orden se quebró con sus pasos. Alcanzó el bote y la escuchó correr por el embarcadero. Se precipitó en la nuez que le alejaría para siempre. No quería decirle lo que en verdad ya habían gritado sus ojos.
¡Por favor!
Sus lamentos terminaron tan huecos que le penetraron el alma. No querría volver a tierra. Jamás podría enfrentarse a la culpa de haberla abandonado sin confesarle que la amaba.