¿Hubo, alguna vez, una noche más prolífica? Porque en
esta, me queman las palabras. Me cosquillean hasta que obedezco, tecla sobre
tecla, latido sobre latido, sintiendo.
Hay días que no es bueno sentir, pero hoy no podría
evitarlo. Me brillan las palabras hasta cegarme, porque no quieren ser
retenidas por más tiempo en contra de su voluntad. Y de la mía.
Esta noche las amo más de lo que las amé nunca,
porque no me queda otra, porque las tengo al borde de los ojos y en los labios.
No las ves, todavía, pero quiero y no quiero que se callen. Son tan hermosas… y
delicadas. Suaves como tus dedos y brillantes como tu luna.
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