¿Te atreves a soñar?

miércoles, 11 de febrero de 2015

Esfumados

Le costó mantenerse serena cuando se lo contaron. Después de 53 años, podía descansar en paz. Fueron tantas noches de lágrimas que aquel 3 de abril en que desapareció su hijo, le quedaba ya borroso. Más de 19.000 días de incertidumbre. Medio siglo. El modelo Douglas DC-3 se quebró contra las rocas de los Andes, a 300 kilómetros del sur de Santiago. Aquel día se silenciaron 24 voces. Ocho futbolistas y su entrenador, integrantes del exitoso equipo Green Cross, se durmieron para siempre en las montañas. Lo que podría ser el comienzo de una película de ciencia ficción se convirtió en una de las grandes tragedias de Chile.

Uno de los montañeros que hace unos días descubrieron los restos del avión aseguraron que se podía “respirar el dolor”. Perder a una persona ya es lo suficientemente duro como para perder incluso su cuerpo. La noticia del hallazgo es, por fin, un descanso para quienes amaron a los fallecidos. Una historia resuelta entre tantas de aeronaves de final desaparecido. Quedan cerca los testimonios de los familiares del vuelo de Malaysia Airlines y AirAsia, o el de Air France en 2009. Gritos estremecedores, ojos hundidos y ataúdes vacíos. El drama de esfumarse en el aire, de tomar un vuelo y desaparecer. Misterios espeluznantes. Como el famoso vuelo 19 que se tragó el Triángulo de las Bermudas o el Antisubmarino Grumman, cuyo último rastro se encontró sobre el mar de Alborán, en Almería. O el Star Dust, que en 1947 desapareció con 11 pasajeros y fue descubierto por unos alpinistas 53 años después. 53 noches de lágrimas. Más de 19.000 días de incertidumbre. Medio siglo. Polvo de estrellas.

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