“Cuida
el planeta, respeta a los animales, no malgastes el agua, no tires
basura a la hierba, no ensucies la atmósfera, por nuestros hijos y
los hijos de los nuestros”. Eso nos han enseñado: a cuidar de los
bienes naturales de los que disponemos por los que vienen detrás. Es
lo justo. Si tu tienes paisajes hermosos, cuidalos para que los sigan
disfrutando. Si tienes agua corriente y aire limpio... que la cadena
no muera en ti.
Pero,
¿a quién le estamos dejando el planeta? Sí, a nuestros hijos y a
los hijos de los nuestros, por supuesto... A personas que crecen
encerradas en casa con los videojuegos, que no tienen tiempo para
pasear por pasear, o de leer un libro, o de jugar a las canicas, a la
comba, al elástico, a los aros, a cazar mariposas... Que no saben lo
que es arrancar una fruta de un árbol y comerla, o ver una puesta de
sol, o cuidar gusanos de seda, tortugas o peces. Que creen que el
amor es solo una danza de cuerpos, y no de espíritus. Que pasan las
horas frente al ordenador y caminan con la cabeza gacha, no por
vergüenza, sino por el móvil que los mantiene despiertos.
Y
ellos heredarán nuestra tierra.
Afortunadamente,
no todos los niños han saltado a la edad adulta sin pasar por la
infancia. Todavía hay muchos que juegan, que inventan, que aman. Y
no quiero resultar pesimista, porque aquellos que creen, luchan y
trabajan, llegan más lejos que quienes se dejan llevar. Pero los
modelos de la sociedad no son estos niños. El poder, por ejemplo,
¿existe para ofrecerse a los demás, o es para enriquecerse a sí
mismo? ¿Qué acaba imperando? Si los pequeños se fijan en los más
mayores, ¿qué va a nacer de esta sociedad corrupta, descuidada y
ambiciosa? Por suerte, aún quedan los padres, los buenos profesores
y el amor, que tiene necesidad de hacer el bien.
Yo
seguiré cuidando el planeta “por nuestros hijos y los hijos de los
nuestros”. Contemplaré, como vengo haciendo hasta ahora, lo más
pequeño, que puede ser una flor, una hoja o una gota de agua, y
continuaré amando todo lo que tenemos sin haberlo pedido. Quizá
alguna vez deje de verle el sentido, pero entonces acudiré a esas
personas que no han dejado de ser niños, y aprenderé de nuevo que
la tierra no es hermosa sin las personas, y que las más humildes,
generosas y entregadas son las verdaderas joyas de la naturaleza.
Verdades como templos! Impresionante
ResponderEliminarDavid M
¡Muchas gracias, David! :)
EliminarBlanca,es precioso.Debias imprimirlo y echarlo al viento para que llegue a todas partes..Besos . Pepi
ResponderEliminarNo creas que es una mala idea... La apunto.
EliminarBlanca, me ha gustado tanto...Lo has escrito muy bien.Sé que
ResponderEliminarllegarás lejos.
un beso.
Y yo estoy convencida de que tú también.
EliminarMuchos besos!