¿Te atreves a soñar?

viernes, 11 de enero de 2013

Beatles de la calle


No sabía nada de ellos, aunque ya se había fijado la tarde anterior. Quizá era porque su hermano mayor tenía un grupo de música, y conocía de cerca las tardes de ensayo, de frustraciones, de trabajo, de euforia y de alegría. O tal vez se debiera a que para ella los Beatles tenían un significado especial. O porque los intérpretes eran jóvenes y su escenario era la acera del Corte inglés... O porque realmente sonaban bien. No lo sabía. Lo único que tenía claro era que aquellos tres músicos callejeros la cautivaban como no habían logrado los demás grupos de la calle.
Fátima consultó la hora en su móvil. Había decidido esperar a Rosana a una distancia prudente del improvisado concierto. Ni demasiado cerca, ni demasiado lejos. No quería sentirse incómoda con las miradas de tres chicos ilusionados, ni distanciarse hasta perder los matices de aquella voz serena. Le gustaba; tenía una voz diferente.
Había visto a acordeonistas, violinistas, guitarristas, gaiteros, bandas de música, flamencos y payasos, pero nunca a un grupo que sonase con tanta magia. Esa era la palabra: Magia. La magia de toda una generación se desplegaba con ellos. Dos guitarras, una batería y la voz.
Y se enfrentaban a un público difícil, a un público que era prisas, agobios, consumismo, y cada vez más inmune al valor de todos los artistas callejeros. Y, sin embargo, parecían ilusión candente, fuerza y entrega. No tenían amigos que les animasen en primera fila, ni discos que los avalasen... Pero sí mucho cariño. Y talento.
Fátima no vio aparecer a Rosana hasta que estuvo a pocos pasos y, entonces, la cogió del brazo y le señaló a los tres chicos.
Me encantan –susurró.
¿Son los que escuchamos el otro día? Suenan muy bien –aprobó ella. Luego miró la hora e hizo un gesto de disgusto–. Siento haberme retrasado. Espero que no lleves mucho tiempo esperando.
No te preocupes. No me he movido de aquí y se me ha pasado rápido el tiempo. ¡Ya ves que tenía una buena banda sonora!
Rosana se rió, más tranquila, y se concentró en la letra de las canciones que interpretaba aquel grupo. Se llevó la mano a la boca, sorprendida, y exclamó:
¡Son canciones de los Beatles! –Luego se metió las manos en los bolsillos en busca de alguna moneda suelta–. Lo hacen muy bien, voy a ver si puedo dejarles algo...
Entonces, a Fátima se le ocurrió una idea. Buscó en los bolsillos de su falda y de su abrigo, y le preguntó a Rosana. Necesitaba un papel y un bolígrafo, aunque solo encontraron algunos tiques y un paquete de pañuelos.
Vaya, qué rabia –dijo Fátima, revisando por cuarta vez sus bolsillos–. Siempre llevo algo para escribir encima... Y hoy no tengo nada.
Y sin dudarlo, se acercó a un quiosco de dulces y preguntó por un bolígrafo. Los dependientes, extrañados pero sin hacer preguntas, le prestaron uno azul, y comenzó a escribir un pañuelo apoyada en su mano.
¿Qué les vas a decir? –inquirió Rosana, leyendo por encima de su hombro.
Que me gustan.
Las letras bailaban poco firmes, pero lo importante era el mensaje. Fátima no podía dejarles dinero, pero sí podía hacerles sonreír. Quería hacerles sonreír. Quería que se sintiesen valorados, reconocidos. Si pudiera, les regalaría alas a su sueño. Pero no podía. No podía más que dejarle su propio tesoro, que eran las palabras. Ella vivía en las letras como ellos lo hacían en la música. Era lo más valioso que podía ofrecerles. Esa era su magia.

2 comentarios:

  1. Se me acaban los adjetivos cuando te leo,me parece que me repito siempre,pero es que las primeras palabras que se me ocurren cuando leo un nuevo relato tuyo son las mismas .Escribes poesia en prosa,si no te rias, me parece precioso y tierno.Bssssssss Pepi

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  2. Lo que más me gusta es que eres capaz de sacar autenticas historias con mensajes muy poderosos a partir de eventos aparentemente cotidianos y normales. Eso no creo que sea muy fácil. Por cierto, en este segundo cuatrimestre volvemos a coincidir, los lunes a las 10 y a las 6, y los jueves a las 9. Ahora mismo no recuerdo si en alguna más. Como te dije soy de 2º de historia, pero no catalán. Me suelo sentar por atrás. A ver si algún día en clase nos conocemos.

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