¿Te atreves a soñar?

martes, 7 de julio de 2015

El corredor del encierro

La sangre seca en la camiseta blanca era el recuerdo de su primer encierro. Acababan de darle el alta y se alegró de encontrar a su amigo en la salida de Urgencias. Mike le tendió una cerveza y sonrió.
—Creía que no volvería a verte.
El herido se encogió de hombros y se llevó la mano libre a la espalda.
—¿Cómo estás? —Asier lo abordó al reconocerlo—. Menudo susto nos has dado. ¡Te ha cogido el toro!
James repitió el gesto y dio un trago.
—Pues no lo vi hasta que me pilló.
—¿Te duele?
—He tenido suerte.
Asier, que acogía en su casa al americano durante los sanfermines, le prestó el móvil.
—Menudo susto, hombre. ¡Y Mike y yo esperándote en la plaza con las bebidas! Menos mal que nos hemos enterado que te traían a aquí.
James se rió.
—Desde luego, no volveré a correr —dijo.
Estaba tranquilo, aunque continuaba con la impresión de la mancha blanca corriendo a su alrededor y el asta atravesándole la piel.
—¿Por qué corriste? —preguntó un joven que se presentó como periodista.
Dio un trago y se arregló la barba. Sonrió. Se volvió hacia Mike y le puso la mano en el hombro.
—¿Por qué corrí? —parecía realmente divertido.
—¿Por qué corriste? —repitió el amigo—. Pues no lo sé. ¿Por qué corriste?
James se echó a reír mientras miraba la mancha roja.
—No puedes venir a sanfermines y no hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario