¿Te atreves a soñar?

miércoles, 20 de febrero de 2013

Muere el reloj

Tres y veinte.
Tres y veinte.
Tres y veinte.
A la muerte de Segismundo, la dignidad imperial recayó en un príncipe del este de Alemania, Alberto II de Habsburgo, que vivió entre los años 1438 y 1439 y fue duque de Austria y yerno del emperador desaparecido...”.
Tres y veintiuno.
Tres y veintiuno.
Tres y veintiuuuuuuuno.
Federico, por favor, continúa leyendo tú.
La voz aguda de Paola me duele. Recita cada palabra como la anterior; sin gracia, sin alegría, sin ilusión.
Con Alberto II de Habsburgo se produce la primera unión dinástica de Austria, Hungría y Bohemia, gracias al acuerdo firmado en el Trato de Brünn que firma su familia con la de los Luxemburgo. Su programa político...”.
Federico no lo hace mejor. Con su lectura, cierro los ojos. He consultado la hora antes de hacerlo y todavía son las tres y veintiuno. Cada minuto, cada segundo me pesa en los párpados. Escucho unas risas y me parecen mariposas. Ligeras, juguetonas, traviesas, que se cuelan entre las palabras de Federico y colorean las agujas muertas del reloj.
Me incorporo con un respingo y sonrió. Mis alumnos están atentos por una vez. Todos me miran con los labios apretados y las mejillas rosas. Parecen contener un gusano que les hace cosquillas.
Bien, esta bien –murmuro, estirándome los músculos de la cara–. Teresa, resume lo que han leído tus compañeros.
Teresa titubea, pero no sabe contestar. Su compañero la socorre. Me hago la despistada hojeando las páginas del libro mientras él le susurra la respuesta.
Teresa acierta y yo le paso el turno de lectura.
Son las tres y veintiséis y por fin hemos cruzado el ecuador de la clase.
Federico III de Estiria, que vivió entre los años 1440 y 1493, primo y sucesor de Alberto II de Habsburgo trata de consolidar el patrimonio familiar y estrechar las relaciones con el papado, pero...”.
Algo va mal. No es posible que llevemos media hora combatiendo con el sueño. De nuevo, detengo la narración.
¿Seguro que es así como da clases vuestra profesora?
Yo soy la profesora de sustitución. Aún me consideran joven para encargarme la responsabilidad de una asignatura semejante.
Los alumnos asienten a mi pregunta. Saben por qué la formulo.
Arqueo las cejas y vuelvo a cambiar el orden de la lectura. Esta vez elijo una voz suave, casi infantil, con un timbre que me mantiene intrigada. Julia lee diferente. Hay pedacitos de cristal en sus palabras.
Tres y... treinta y cinco, bien. Queda menos para que suene el timbre.
Nunca había impartido una clase tan aburrida.
Federico está distraído con el móvil, como la mitad de sus compañeros. Teclean por debajo de la mesa como si de ese modo toda evidencia resultase invisible. Y Teresa ha vuelto a curvarse sobre el libro de texto.
Tres y treinta y seis...
Cuando den las menos cuarto voy a estallar de júbilo. Despertaré a los alumnos con mis aplausos. Es heroico aguantar este ritmo cuatro veces por semana.
Son las tres y treinta y siete. Me parece que ha muerto el reloj, voy a pedir que lo arreglen.

6 comentarios:

  1. Jajajaja madre mía... basado en hechos reales?

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    1. Nerea! Qué alegría!
      Este no son hechos reales, aunque alguna experiencia parecida hubo...

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  2. Jajajaj madre mía, está es la consecuencia directa de la adaptación de una asignatura anual a tres meses a base de metralleta.
    Psdata: basada en una historia real :título:entre teobaldos y demás farándula.

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    1. No exactamente. La idea fue escribir sobre "una clase aburrida". Por lo general, siempre lo vemos desde la perspectiva del alumno, pero nunca desde la del profesor. Creo que hay algunos excelentes, con unos métodos de enseñanza muy buenos, creativos o interesantes, pero también otros a los que les cuesta encontrar la forma de innovar siglos de tradición. Los alumnos cambian, la sociedad cambia... y también los profesores cambian.
      Cuando un profesor disfruta con lo que hace, transmite ilusión y, aunque luego habrá a quienes les guste más o menos su asignatura, tiene una fuerza que no tiene aquel que educa por educar. Un profesor puede hacer muchísimo; puede hacer que el alumno desarrolle sus habilidades, que descubra su camino... o también puede hacer que el estudiante deteste una materia, que se desmotive, que pierda la confianza...
      Este relato es ficción, como la mayoría de "El Bosque de papel". Claro que me he aburrido en alguna clase, y claro que también he conocido a profesores que se han aburrido en alguna clase, pero eso entra dentro de la experiencia, de las sensaciones... "Muere el reloj" es, más bien, un acento a un punto de vista que nunca se tiene en cuenta.

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  3. Es tan real que me parece oir ese timbre que pone fin a una clase soporífera .Pero la verdad es que es muy interesante desde el punto de vista de la profesora...que se aburre.Una vez mas,de 10.El martes por la noche te busqué aqui y aun no estabas.Me ha encantado encontrarte esta mañana.Un monton de besos.Pepi

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    1. Tuvimos que retrasar la reunión literaria... Pero esta semana todo sigue en orden y sin sobresaltos. Creo que en el siguiente te sorprenderás.
      Un beso grande!

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