¿Te atreves a soñar?

jueves, 7 de junio de 2012

Falling in love


Diana lanzó un papel por la ventanilla del coche y se apresuró a cerrarla. Envuelta en la misma atmósfera musical de sus compañeros, pasó su brazo por encima del que tenía a su derecha.
Falling in love with you... –cantó.
No importaba que desafinase.
Falling in love with you... –acompañó medio segundo después Tomás.
El resto se reía, poseídos por la embriaguez de la felicidad.
Llevaban toda la mañana bordeando la costa. Incluso habían visto desperezarse al sol, con su gloriosa corona de luz que teñía el mar.
Hacía calor. Según el termómetro, 32º fuera. Aunque abrir las ventanas había sido la primera opción, el ruido del viento no les dejaba escuchar la música, ni conversar de otro modo que no fuera a gritos.
¡Adoro la playa! –exclamó Diana, abriendo los brazos hasta rozar a Cristina, que se encontraba en la ventanilla contraria–. Por fin, por fin, por fin. Qué ganas tenía de que empezase el verano.
Con su ilusión, contagiaba al resto.
Falling in love... –repitió.
Mirad, ya se ven los acantilados de los que habló Pablo –dijo Cristina, empujándose contra sus compañeros de los asientos de atrás–. ¡Hemos llegado!
La reacción fue inmediata. Menos Fernando, que conducía, empezaron a aplaudir con vehemencia.
¿Quién llevaba el regalo para Pablo?
Diana.
¿Yo?
Cristina se giró, apartándose el cinturón, para mirar por la ventanilla de atrás.
Diana, ¿qué fue lo que tiraste a la carretera?
Nada –respondió automáticamente, intentando recordar de qué era el papel.
No sería la tarjeta de felicitación, ¿no?
¡Yo no habría tirado la tarjeta! –protestó, alcanzando la mochila para rebuscar en los bolsillos–. Si me lo distéis, seguramente lo metí aquí.
Cristina se mordió el labio inferior y le dirigió una mirada nerviosa a Fernando, que la observaba por el retrovisor.
La música quedó en segundo plano, como banda sonora del viaje de verano.
Diana, cada vez más apurada, había terminado de sacar todo lo que contenía su mochila sin resultado. Empezó a murmurar por lo bajo.
Nada de histerias –advirtió Fernando–, que nos estrellamos.
Diana se giró hacia la ventanilla de atrás, como había hecho su amiga, pero hacía tiempo que había lanzado aquel papel y debía quedar muy atrás.
No lo tengo –dijo, alterada.
¿Has mirado bien? –preguntó Sofía, desde el asiento del copiloto–. Quizá se te cayese debajo del asiento.
No, no está.
¡Fernando, quita la música! –gritó Cristina.
Eh, tranquila –intervino Tomás–. Vamos a mantener la calma, ¿de acuerdo? No pasa nada.
¿Cómo que no? Habíamos pegado la tarjeta de regalo con 300 euros en la felicitación.
¿La tarjeta verde con espirales?
Esa misma.
Y Tomás soltó una carcajada.
Perfecto –bufó Cristina–. Un hombre histérico, lo que faltaba.
Tomás negó con la cabeza, muy afectado para dejar de reír. Le hizo un gesto para que tuviera paciencia y rebuscó en su bolsillo trasero. Le tendió un papel arrugado.
¡La felicitación! –clamó, exhibiéndola y comprobando que no se equivocaban.
Diana se cruzó de brazos y se apoyó contra la ventana.
Diana... –la llamó Cristina–. Perdón. Creí que te la había dado a ti.
Tomás le guiñó un ojo a Sofía y le hizo unos gestos mudos. Ella asintió y encendió de nuevo el reproductor de música.
Carraspeó para aclararse la garganta y siguió la letra. Su voz grave era muy bonita, pero acentuó su pronunciación mediocre del inglés para hacerla sonreír.
Wise men say only fools rush in... but i can't help falling in love with you...
¡Qué bonito, que Tomás se declara! –gritó Sofía, sumándose a la actuación.
Tomás se echó a reír, sin perder la letra de la canción.
Falling in love... –cantó, haciéndole una señal a Diana.
With you –terminó ella.
Dejó que Tomás la abrazara con dramatismo y le besase en la mejilla. Luego miró a Cristina y le tendió la mano, para que también ella participase de aquella explosión de alegría.
Fernando pitó con fuerza: Pablo los saludaba desde la entrada de la casa. Tenía el pelo rubio recogido en una coleta y el torso tostado por las horas de sol.

5 comentarios:

  1. ¡Ya tenia ganas de volver a encontrarte en este bosque por el que paso muchos dias a ver si te encuentro...Cualquier retazo de vida te vale para crear un bonito relato.SIGUE HACIENDOLO. Besos preciosa.

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    1. Muchas gracias, me das muchos ánimos y no dejaré de escribir en este Bosque tan especial. Por fin terminó la época más difícil, ahora puedo retomar los relatos con más tranquilidad. Miles de gracias por estar ahí.

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  2. Se me olvidó firmar.....a pesar de que es anónimo. Pepi

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  3. me gustan mucho tus escritos, lamentablemente no encuentro la opción para seguirte...
    :c

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    1. Muchas gracias, espero que los sigas disfrutando.
      Para seguir el blog está la opción a la derecha de los textos, debajo de "Un camino infinito".
      Gracias por pasarte por aquí.

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