¿Te atreves a soñar?

viernes, 24 de febrero de 2017

Tanaka

Entrasteis en la escuela como alumnos rezagados. Teníais la misma curiosidad que los niños, que os miraban con la boca abierta desde sus bancos de polvo. 

El idioma os resultó familiar -por fin algo familiar en la tierra de las pagodas- y simplemente seguisteis el camino. Te sentaste en un pupitre y un enano sonrió. Le dijiste: vamos a estudiar juntos. E hiciste los deberes de inglés como si fueran responsabilidad tuya.

Tenían en los mofletes, extendida en círculos, una crema color ocre. Hundiste el dedo en la piel pintada. Tanaka, explicó el niño. ¿Qué tenía, cuatro años? Así se protegían del sol.

Tanaka, repetiste. Se rió de tu pronunciación. Tanaka.

La profesora no interrumpió la clase, para ella los curiosos no eran novedad, pero los pequeños se lanzaron a la puerta para despediros. Querían demostraros con orgullo lo rápido que aprendían y alzaron los pulgares como vosotros habíais hecho delante de la cámara.


SQ

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