¿Habías visto la II Guerra Mundial con los ojos de los amantes del arte? Porque estamos acostumbrados a las películas bélicas, pero no tanto a las bélicas-con-amor-al-arte. “Monuments men” desvela una realidad desconocida, la otra cara de la guerra: imprescindible, intrínseca, nuestra historia, la historia del hombre inmortalizada en pinturas y esculturas.

En 2011 se
descubrieron alrededor de 1.500 cuadros de artistas del siglo XX: Picasso,
Matisse, Paul Klee, Chagall, Emil Nolde o Kirchner, entre otros; en la vivienda del anciano Cornelius Gurlitt. Obras que adquieren un
valor total de más de 1.000 millones de euros. La investigación
posterior anunció que este material había sido robado por los nazis y escondido
en esta casa de Múnich (Alemania) durante medio siglo.
Gurlitt no es
el único caso. La Asociación de Museos Holandeses presentó un informe en que se
anunciaba que 136 de sus obras podían ser herencia del saqueo de los nazis.
Otras pinturas secuestradas han ido saliendo a la luz a cuentagotas, la mayoría
por motivo de subastas, como “Litzlberg
en Attersee”, de Gustav Klimt.
Los monuments
men existieron: George Stout, James Rorimer, Walter Hancock, Richard
Balfour, Robert Posey y Lincoln Kirstein, fueron algunos de estos valientes hombres
que aceptaron participar en la guerra para rescatar la historia del arte.
“Monuments
men” asombra. Con un buen reparto y aunque un poco lenta, ha encontrado un tema poco explotado que hacen de ella, sobre todo, una película distinta a las que estamos acostumbrados.