Tienes los ojos muy bonitos.
Imagino que te lo habrán dicho. A veces parecen dormidos, hasta que se les
cruza la risa. Entonces son como un haz de luz rompiendo el agua: tan fuerte,
tal misterio.
En ese instante pienso que
no podrá vencerles la muerte. Pero si no hubiese muerte, tampoco estarían tus
ojos. Y yo quiero esos ojos que ríen, que sueñan, que bailan, que envuelven.
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