Encendió la radio para
distraerse, pero la primera canción que sonó fue la misma que escucharon juntos
en aquel tiempo. Se dobló de dolor y pensó en llamarle, pero se arrepintió al pensar sus palabras tan torpes.
¿De qué iba a servir? Mejor no complicarle la vida. En sus fotografías
parecía suficientemente feliz, y eso bastaba. O, al menos, eso se repetía cuando su fuero interno le gritaba que era una cobarde.
Si parece feliz... ¿Para qué molestarle?
Fotografía: Ibar Silva. |
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