Hoy leí uno de los artículos de
enumeraciones que te saltan en Facebook. De esos de “10 cosas que
solo harías cuando tienes veinte años”, o “10 cosas que solo la
gente torpe entiende”... Bueno, pues el que me apareció a mí era
“10 cosas que te ocurren cuando tienes un novio nuevo”. NUEVO,
¿eh? Atención, recalco: un novio nuevo.
Pues
me pareció curioso saber qué se supone que pensamos cuando tenemos
“un novio nuevo”. Y la cosa empezó graciosa con el primer punto:
1.
Despertarás a la mañana siguiente y pensarás: “¿Tengo pareja?
¡TENGO PAREJA!”.
Me
imaginé la escena y me reí. Bueno, el amor es todo una aventura,
así que sus inicios son cuanto menos apasionantes. Pero al pasar al
siguiente punto solté un lastimoso “no...”. No, no, no. Eso no
es así. Eso no debería ser así. El número dos decía:
2.
Decir “hola” y “adiós” con un beso te hará sentir en la
cima del mundo.
No...
¿Solamente vamos a sentirnos en el infinito cuando tenemos “un
novio nuevo”? No, no. Deberíamos sentirnos especiales con cada
saludo y cada despedida, llevemos uno, quince o cincuenta años. Si
es lo más bonito: sentirse único para otra persona. ¿Solo al
principio? Pues entonces, perdona, pero no le veo futuro a vuestra
relación.
Pero
bueno, oye, que solo vamos por el segundo punto y quedan muchos...
Igual la cosa mejora.
3. No
hay silencios incómodos, solo momentos en los que disfrutas en
silencio de la presencia del otro.
Vaya,
la cosa no mejoró con este...
4.
Mirarás la foto de perfil de tu novio y pensarás: “¿Cómo tuve
tanta suerte?”.
Ya no
es que mires a la persona a la que quieres (o te gusta, porque es “un
novio nuevo”) y te sientas afortunado. Y que suspires con su
mirada, con la forma en que respira, con sus labios... No, no, ya ni
eso, ahora es su foto de perfil. Una instantánea: ni un esbozo de
todo lo que la otra persona realmente es.
5.
Tus padres siempre tendrán sus pensamientos acerca de tu “nuevo
novio”.
Tus
padres, sea nuevo o no, tendrán una opinión. El problema sería más
bien que no pensasen nada... Si te quieren, es irremediable que les
interese lo que te rodea.
6. Tu
novio y tú estaréis cogidos de la mano todo el tiempo.
Cuando
coges la mano de alguien a quien quieres, puedes sentir muchas cosas.
Puedes sentir que te apoya, o el cariño, o su calor. ¿No es bonito
ver a dos ancianos que se dan la mano? Y digo ancianos porque es un
gesto que no debería perderse nunca. Es importante que sintamos que
no estamos solos.
7. La
vida parecerá más colorida de lo habitual.
Amar
es algo inmenso. El amor está lleno de colores: amarillos, rojos,
azules, negros. El amor no es eternamente perfecto, pero ojalá le
pongamos color todas las mañanas y no solo las primeras. Sin
ilusión, se marchita todo.
8.
Hablaréis por mensaje de todo, incluso de las cosas que no tienen
ningún sentido.
¿Y
solo con “un novio nuevo”? ¡No, por favor! Riámonos, bailemos
con la vida. Y si hay confianza, con más razón. Pero no solo por
mensaje. Las conversaciones, cuanto más largas mejor. Pero si todas
fueran profundas, acabaríamos agotados con veinte o cuarenta años.
¿Imaginas? Llegas del trabajo cansado y tu pareja te recibe
preguntándote por el sentido del Universo. Hombre... Pues habrá
días que sea lo propio y días que no. Hay que divertirse, incluso
decir lo primero que se nos viene a la mente. No hay que calcular
cada palabra.
9.
Ahora que estás en una relación te sentirás un poco más madura.
Bueno...
Entonces con el novio anterior no eras madura, pero con este nuevo
sí. La madurez no está en comenzar una relación, ni siquiera te la
da el tenerla. Se puede tener pareja y ser un inmaduro. Si no,
probablemente se romperían menos relaciones. Pero sí es verdad que
el conocer a otra persona y decidir quererla, conlleva un compromiso.
El compromiso de dejar a un lado tu propio egoísmo y mirar a la otra
persona tal y como es, y no como tú quieres que sea.
10. Y
finalmente, los dos estaréis nerviosos y emocionados por lo que os
espera en un futuro.
Este
sí es un buen final. Amar es una aventura. Pero que ese nerviosismo,
esa chispa de ilusión, no se pierda con el paso de los años. Que si
te parece que te has acostumbrado a tu pareja, y que te aburre, que
ya no es ni la mitad de lo que era, míralo de nuevo. Míralo dos
veces y mírate también a ti. Cómo despertar ese nervio solo lo
sabe cada pareja. Saliendo a pasear, yendo al cine, cenando... A
veces pensamos que la única solución para recuperar la ilusión es
“un nuevo novio”, cuando en verdad hemos sido nosotros quienes
hemos dejado que el amor se durmiera.
Imágenes: Alba Soler