Dicen
que el folio en blanco es terrible, que lo contiene todo en su nada y
que puede resultar demasiado grande. No es cierto. El folio en blanco
es una oportunidad. Lo terrible es no saber enfrentarlo, o
abandonarlo antes del punto y final. Escribir es una tarea difícil.
Hace falta tiempo y requiere un esfuerzo mental. ¿Que a los genios
le nace la palabra de seguido? Mejor para ellos. Escribir,
igualmente, es un sendero arduo donde se hacen la zancadilla la
ortografía, la gramática y la expresión.
El
problema es que a escribir se aprende leyendo. No hay más truco ni
más secreto que este: que un buen escritor baila con las letras
porque tiene confianza con ellas, que ha pasado horas conociéndolas
en las páginas de las novelas, libros o periódicos; que ha sido
cómplice y amante antes que escritor. La fórmula está en el plato
de todos, aunque aún así el Centro de Investigación Sociológica
(CIS) evidencie que en España el nivel de lectura es bajo. En la
encuesta publicada este enero, el 35% de la población preguntada
reconoció no leer “casi nunca” o “nunca”.
¿Cómo
no vamos a temer el folio en blanco si en España no se lee? ¿Cómo
vamos, si quiera, a gobernar, o a saber gobernarnos? Que un 35% de
españoles apenas lean, es escalofriante. No sólo porque la
industria editorial se atropelle en ventas, sino porque leyendo se
aprende a pensar y a escribir, se conocen otros puntos de vista y
otras culturas.
Peter Callesen |
Leer
nos enseña que no somos el ombligo del mundo. Porque cuando no
leemos podemos pensar que nuestros problemas son los más grandes,
que nuestra opinión (si es que sin leer se puede formar alguna) es
la única válida y que lo que se sale de nuestro radar no es
importante. Los datos no pueden cuestionarse, son los que son: un 35%
de encuestados que “casi nunca” o “nunca” abren un libro y
liderazgo de la popularmente llamada “telebasura”. Así, por
ejemplo, el viernes 16 de enero, “Sálvame Deluxe” se
ganaba el tercer puesto en las listas de audiencia con 2.737.000
espectadores.
Leer,
y en consecuencia escribir, supone detenerse y pensar. “Sálvame
Deluxe”, por seguir con el ejemplo, es en cambio un formato de
entretenimiento fácil, de consumo rápido y donde no tiene cabida la
reflexión.
Me
resisto a acostumbrar los ojos a las faltas de ortografía o a
resignar los oídos a las conversaciones huecas. Un folio en blanco
no es un enemigo. A un folio en blanco le queda todo por escribir.
Pero si no leemos ni nos atrevemos a enfrentarlo, quedaremos
suspendidos en una nube de anarquía lingüística. Espero que no nos
acabemos estrellando.
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