¿Cómo
no me voy a sentir afortunada si a mi alrededor tengo a gente espectacularmente
excepcional? Hace un tiempo dije que los amigos se cuentan con los
dedos de una mano, pero los milagros se quedan cortos con los dedos
de las dos.
Mis
milagros son amigos, son familia y son personas que en algún momento
decidieron asomarse a mi vida para hacerme cosquillas y enseñarme
algo que me hiciera mejor. No voy a tenerles siempre. Los milagros son como las estrellas. Algunos permanecen por los siglos de los siglos y otros siguen viajando por la eternidad. Los milagros son únicos y valiosísimos. Qué poder tiene una carta, o una rosa, o
una canción, o una risa.
Quiero
agradecer a todos mis milagros que aparecieron alguna vez, y
especialmente a los que estos días me han sacado una sonrisa tras
otra. Gracias a los que seguís aquí y buen viaje a los que se tienen que marchar.