¿Te atreves a soñar?

domingo, 29 de enero de 2012

Palpitante

Estaba a punto de partir. Posiblemente sólo le quedase unos minutos de vida. Luego regresaría al letargo de la soledad. Él necesitaba de ellos, como ellos necesitaban de él sin saberlo. Miriam se detuvo, con el corazón palpitante, y lo miró. Era una sensación extraña hablar sin palabras.
Vamos, continúa –parecía decirle el hombre.
Pero ella estaba cautiva de los recuerdos y no quería abandonarlo. Había viajado por África de su mano y había aprendido a entregarse a los más desfavorecidos, a darles el cariño y los cuidados que necesitaban. Se había enamorado de esas tierras infértiles, de los baños en las charcas cuando apretaba el calor y de su gente, de sus sonrisas y su esperanza. También de él... De él se había ido enamorando en cada capítulo de su vida. ¿Y ahora tenían que despedirse? No era justo.
Sin embargo, debía poner punto y final, para algún día poder comenzar de nuevo, y continuó leyendo. Mientras él desaparecía con las últimas palabras, Miriam sonreía, enternecida por la escena final. Ya se iba...
Cerró el libro y apoyó la cabeza contra la pared. Allí quedaba, presa entre las tapas, una historia tan viva como la suya. ¿Y quién la volvería a conocer? Cada vez más, por las prisas, las novelas morían en las estanterías, acumulando polvo. Miriam suspiró con aprensión. Si hubiera aprendido antes a leer...

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